Casi por sorpresa, sin un hilo, le preguntó: cuando ya no estés conmigo y no nos veamos más...vas a tener un lindo recuerdo de mí, ¿no?
Ella lo miró un segundo como borrando, derivando al inconciente aquello que había acabado de entender, y dejó caer los párpados.
El río golpeaba fuerte, asique el ruído cubrió su silencio.
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